Mi trabajo se basa en la honestidad emocional.
No contemplo e intuyo las escenas. Me inspiran los gestos que se escapan, los silencios que hablan: una mano, una respiración, la luz que roza la piel, los diferentes tejidos...
Me acerco a cada boda como a una historia que se despliega con suavidad, silenciosa o ruidosa y con alegría, pero siempre real.
Si creéis que vuestra boda merece ser recordada con intención, ternura y un arte atemporal,
ya vemos el mundo de la misma manera.